Repensemos a los grandes
autores. Vayamos a ellos con simpatía; y
entonces la crítica – fuere cual fuere – madurará sola.
Podemos repensar sus
pensamientos; pero nunca reinventarlos todos. Esta es una dificultad que nos
pone la brevedad de la vida.
Así y todo – aunque parezca
paradoja – pensar por uno mismo es un deber. Toda nuestra dignidad de hombres,
dice Pascal, reside en el pensamiento. ¿No se nos ha enseñado durante milenios
que somos animales racionales?
Más preciso aún: piensa lo
que piensas. Reflexiona.
Tal actitud no es
inconciliable con los requerimientos muchísimas veces urgentes de la
acción. Al contrario, los atempera; imposibilita a los fanatismos; nos impide encapsularnos en
una originalidad vanidosa y estéril.
Intentemos pensar por
nosotros mismos.
Ramón Menanteau Benítez
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